Un buen líder, [y permitidme aclarar que no hace falta ser jefe para ser líder, todas las personas somos líderes, en cada situación de nuestra vida podemos actuar como los líderes que somos], como iba diciendo, un líd
er sabe de motivación, sabe que circuitos fisiológicos actúan delante de determinadas situaciones o comportamientos. En el Blog anterior hablábamos de la distinción excelencia vs la exigencia. Pues bien, hay un circuito llamado circuito dopaminérgico que está muy relacionada con esta distinción.
Cuando somos capaces de trocear las metas, en una consecución de metas más pequeñas para llegar a la meta mayor (objetivo), y cuando valoro y premio su consecución, se activa este circuito dopaminérgico, también llamado sistema de recompensa. En esta activación se libera un neurotransmisor, la dopamina. Ello provoca una sensación de bienestar interior, placer y optimismo que se convierte en una especie de círculo virtuoso, ya que renueva el entusiasmo y, consecuentemente, refuerza la motivación. La actividad de las neuronas dopaminérgicas es tan intensa que genera un estado de felicidad y éxtasis perdurable.
Y ahora que sabes esto te vuelvo a preguntar, ¿dónde estás, en la exigencia o en la excelencia?
Para los que quieran saber más, y que les encanten las neurociencias, una pequeña dosis adicional de los efectos del sistema de recompensas:
Las áreas del cerebro que conforman el sistema de recompensa cerebral son: el Área Ventral Tegmental de Tsai, liberadora de dopamina, el Núcleo Accumbens que es quien controla la liberación de dopamina, el cerebelo que controla las funciones musculares y la glándula pituitaria, la cual libera beta endorfinas y oxitocina, responsables del alivio del dolor, y la amígdala regulando las emociones.
Muchas gracias por vuestra motivación en leer este post.
Nos vemos pronto por aquí!